Si hay algo en lo que me volví experta en el embarazo es en remedios caseros para mamás. Bueno, igual exagero, lo que quiero decir es que antes de quedarme embarazada, cada vez que tenía el más mínimo problema de salud yo iba, como cualquier buena chica criada en la ciudad sin ninguna idea de para qué puede servir este alimento u esta hierba, a la farmacia. Que me dolía el estómago, que tenía picor de garganta, pues a la farmacia, que me salía un herpes, ídem, que me picaba un pie…
Resulta que cuando me quedé embarazada no sólo tuve que decir adiós a mis adoradas copitas de vino, sino que también reduje mis visitas a la farmacia, ¡todo está contraindicado! ¡todo puede hacerle daño al feto! Sobre todo los primeros tres meses, cuando se están desarrollando los órganos del bebé… Normalmente no soy una hipocondríaca (ejem, ejem, podéis leer algo sobre lo estricta que fui en el embarazo con todas las recomendaciones médicas aquí) , aunque reconozco que durante el embarazo desarrollé, además de una verdadera paranoia a la toxoplasmosis, cierto temor a caer enferma. Mi pesadilla era coger unas anginas, por ejemplo, y saber que no podría tomar antibióticos.
Por otra parte, ya sabes que soy una optimista convencida, así que no iba a dejar que esto hiciera mella en mi moral. Enseguida vi el aspecto positivo de todo: pronto iba a ser madre, ¿no? ¿Y qué madre que se precie no está al día en remedios caseros? De modo que en cuanto me notaba el menor síntoma de lo que fuera, ya estaba buscando en Internet un tratamiento natural. Así fue como introduje en la sabiduría popular y aprendí cosas como que un must en la botica de la abuela es el limón. Sirve para todo. Además, ¿quién no tiene limones en casa?
Esta es una de las cuestiones en las que la maternidad me ha cambiado. Me preocupo más por la alimentación y la salud y me gustaría poder transmitírselo a Niño Maravilloso. Por supuesto, hay otras cosas en las que nunca voy a cambiar, no es que ahora cocine mucho más o mucho mejor a pesar de mis esfuerzos y está claro que llegaré a abuela siendo una torpe sin remedio que no es capaz de coser un botón. Vamos, todo lo contrario a Mamá Tijeras, la mamá experta que nunca da puntada sin hilo, y en cuyo blog encontrarás los remedios caseros para mamás más útiles.