Yo empecé a sospechar que estaba embarazada porque… me pasaba el día durmiendo o con muchísimo sueño.
Hacía varios meses que lo intentábamos así que estaba atenta a cualquier cambio en mis rutinas o en mi cuerpo, pero la verdad, se me pasó por alto la posibilidad de estar tan cansada, en aquel momento vivía en NY y tenía un ritmo de trabajo muy alto, así que las primeras semanas que sentía ese cansancio no lo achaqué al embarazo sino a simplemente un exceso de trabajo.
Esta sensación de sueño es dada por el consumo de calorías extras de tu cuerpo: no todos los días tiene que crear a un pequeño bebé. El organismo produce más sangre para poder enviar lo que necesita tu pequeño, y en esta primera fase necesita mucho, así que el corazón y los órganos involucrados trabajan más de lo habitual. Y de otro lado las hormonas que empiezan a dispararse no ayudan a sentirse totalmente enérgica. Parece ser que el aumento de progesterona, que trabaja en las primeras semanas de embarazo para preparar el útero para tu bebé es la causante de esa sensación.
Así que amiga, si estás intentando quedarte embarazada y de repente eres la bella durmiente… Empieza a sospechar. Sobre todo paciencia, descansa todo lo que necesites y puedas, incluso haciendo alguna siesta durante el día y durmiendo más por la noche.
Aunque pueda parecer contraproducente el ejercicio puede ayudarte a sentirte un poco mejor, ya que activas las endorfinas, recuerda que no necesitas sesiones muy intensas: paseos, algo de piscina, yoga… Escuchando a tu cuerpo y sobre todo adaptando el deporte a tus capacidades.
Hay que prestar mucha atención porque, aunque en la mayoría de los casos será simplemente un síntoma precoz del embarazo, si sufres desmayos, vomitas en exceso, tienes mareos constantes y estás demasiado pálida, visita a tu médico o ginecólogo ya que puedes estar teniendo una anemia u otro transtorno que necesite de tratamiento médico.