A los doce meses y con los primeros pasos suelen venir los primeros chichones. Cuando un bebé empieza a andar es como un caballo desbocado, está tan entusiasmado que es difícil de controlar. Porque no sé qué luz se les enciende en la cabecita, pero una vez que comienzan a andar se lanzan directamente a deportes de riesgo mucho más complicados: bajada de escaleras, escalada de estanterías y muebles, salto de sofá, escapada de la cuna…

Tengo que reconocer que para mí fue una época dura. Durante unos dos meses, no había día que pasara que niño Maravilloso no se diera algún buen golpe (y aún así me siento afortunada  de poder decir que por el momento nos hemos librado de puntos y cosas más serias, a excepción del fatídico día de Bebé Tragaperras acude a urgencias, en el que hubo que ir al Hospital porque se tragó una moneda, aunque eso fue un poco más adelante…).

Sin embargo, estaba hablándote de sus inicios a dos patas: no paraba de hacerse chichones, los conozco de todos los tamaños, colores y en todos los lugares posibles de la cabeza. Puede que Tu Bebé sea menos trasto o más hábil que Niño Maravilloso, o que tú tengas más reflejos que yo, pero todavía  no he conocido a ninguno que se haya librado de lucir un buen chichón.

Amor de Batmami nos cuenta cuáles fueron los primeros chichones de su BatBebé y cuáles son los pasos a seguir en tal caso. De mi propia cosecha, y como mamá despistada con un bebé especialmente propenso a tromparse con todo, añadiré que yo compré varias barritas mágicas de árnica que son simplemente, mágicas. Yo las llevo por todas partes: tengo una para mi bolso, otra para el suyo, otra para la casa. Y aún así, con los nervios del momento, ¡Hay veces que no la encuentro!

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