Llega un día en la maternidad en la que deja de ser todo dulce miel y pruebas la amarga hiel.
Ese día me llegó a mí a los siete meses, cuando mi adorable Niño Maravilloso dijo su primera palabra (reconocible). ¿Adivinas cuál fue? Yo te lo digo, pues por mucho que no me guste admitirlo, fue PA-PÁ. Estoy exagerando un poco, no me sentó tan mal, no es que me pusiera hecha una fiera ni mucho menos… (al fin y al cabo, ¡NM había dicho su primera palabra!), pero un poco celosa sí que me puse… Seguro que me comprendes, pues se trata de la primera palabra de tu bebé y ¡¡¡tú quieres ser su primera palabra!!!
Se lo conté a una amiga que me dijo que es muy normal, pues papá es más fácil de pronunciar que mamá (maman, en francés), y que el sonido ‘p’ suele llegar antes que la ‘m’. ¡Pues aun así, que injusto! – pensé- ¿A quién se lo ocurrió que papá significara papá y no mamá? A un Marido Perfecto muy listillo de hace miles de años seguramente… Aunque sí es cierto que esta idea me consoló un poco, podía significar que no se trataba de que NM prefiriera o tuviera más cariño por su papá que por mí, que el desagradecido no había olvidado aún esos nueve meses que lo albergué en mi vientre, sino que simplemente iba a lo fácil, ¡como todo el mundo!
¿Tú ya has escuchado la primera palabra de tu bebé? ¿Te pondrías celosa si fuese papá? Como creo que no soy la única a la que algo así puede herirle en lo más profundo de su sensibilidad maternal, os dejo el post de Diario de una endorfina en el que la bloguera nos cuenta con humor lo ahorrador en palabras que le ha salido su peque, la primera palabra de su bebé… Además, el post está acompañado de unas ilustraciones muy chulas, by Endorfina.