Para esta sección de los dos meses he encontrado un artículo que me encanta. No puedo estar más de acuerdo y me he apresurado a compartirlo contigo. Además de echarte unas risas, podrás desquitarte de un tema que seguro que, desde que nació tu bebé, te pone negra: Pues bien, ¡hora de desquitarse!

La autora es Irene More, bloguera directa y sincera donde las haya a la que no le importa poner las cosas en su sitio. Según esta mamá bloguera, cuando tenemos un bebé las madres entramos a competir en una carrera en la que nuestros bebés siempre tienen que quedar los primeros, ¡y no! tu bebé no es una competición. Así, en las conversaciones entre dos mamás siempre están las típicas preguntas de “A qué edad hizo Tu Bebé esto o aquello, pues el mío… Y es en esta segunda parte cuando la mamá en cuestión suele soltar algún tipo de barbaridad que a ti te parece tan exagerada que podría entrar en los récords Guinner.

 Y es que me parece que todo es cuestión de puntos de vista, de cómo ve una las cosas, vaya. Por supuesto, suele suceder que hay mamás que cuando se trata de sus bebés, realmente tienen la capacidad de ver siempre el vaso medio lleno. Por ejemplo, ¿algunas madres han decidido que dormir del tirón es dormir de 1 a 5? Pues efectivamente, si esto es así, ¡tengo que decir que Niño Maravilloso también lo hacía! ¡Pero la gente normal necesita dormir algo más!

En el fondo, yo creo que tampoco hay que agobiarse mucho con esto. Se trata de un pequeño pecado en el que un día u otro caemos todas las mamás y que hay que, al menos por solidaridad mutua, perdonarnos. Es comprensible que la inseguridad que nos genera el hecho de que nuestro bebé en algún momento no siga la “normalidad” (o no pone peso, o le salen los dientes muy tarde, o se niega a decir su primera palabra, o tiene dos años y aún no ha dormido una noche del tirón…) se manifieste en este tipo de absurda competición.

Tarde o temprano todas tenemos que pasar por una situación que nos preocupa, por lo que estamos orgullosas de presumir y exagerar aquello den lo que nuestro bebé sea un campeón, sin darnos cuenta cómo nos perjudica está presión a la que nosotras mismas nos sometemos.

Desde aquí y desde ahora, quiero declarar que Niño Maravilloso queda fuera de toda competición y en libre derecho a desarrollarse al ritmo que le de la gana. No pienso compararlo con ningún otro bebé, ni para bien, ni para mal (al menos durante unos días, hasta que se me olvide). Y tú, ¿qué opinas?

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