Alrededor de los 12 meses casi todos los bebés poseen ya su primer dientecito de leche (algunos también el segundo, el tercero, el cuarto…) ¿te acuerdas cuando te conté lo gracioso que estaba Niño maravilloso cuando le salieron sus primeros dientes? Pues sí, eso fue hace ya unos meses y su dentadura sigue completándose, gracias a dios, por lo que su aspecto ahora es menos cómico y también algo más normal.
Así que Marido y Perfecto y yo nos hemos dicho que era el momento de comenzar a ocuparnos de su higiene dental. Para que os deis cuenta de lo perdida que ando a veces (en esto de los bebés no se acaba nunca de aprender cosas nuevas, ¿verdad?) cuando fuimos a la farmacia a comprarle su cepillito, le pedí a la farmacéutica que me diera la pasta de dientes más apropiada para su edad. ¡Se echó a reír! Porque para esa edad no existe pasta de dientes, de hecho no es nada recomendable usarla.
A mí me parece lo más lógico del mundo que si ya es lo suficientemente mayor para comer comida sólida también tenga edad para usar pasta de dientes. Pues así de perdida estoy a veces, qué le vamos a hacer. No es de extrañar que cuando encontré este artículo de Mamá fulltime también me quedara de piedra: ¿existe una figura que es la del odontopediatra, es decir, un dentista para bebés y niños? ¿y recomiendan realizar la primera visita al dentista durante el primer año de vida del bebé (incluso si aún no tiene dientes)?
Todavía estoy pensando si seguir esta recomendación, ¿tú qué piensas? ¿has visitado con tu bebé el odontopediatra?¿te gustaría hacerlo? Yo pienso en Niño Maravilloso sentado en un gran sillón de cuero negro con una luz apuntándole la cara y no sé si le gustaría mucho la experiencia, quizá tengan que amarrarlo con cuerdas para que no se mueva. Aunque parece que al principio es la mamá o papá quien lo sostiene. Incluso puede que el odontopediatra mole un montón, quien sabe, ¡quizá el sillón parezca un trono de príncipe o princesa, los aparatos sean de colorines y la luz proyecte estrellitas!
Por el momento, y mientras lo reflexionamos, Niño Maravilloso está encantado de lavarse todos los días los dientes como hacen sus papás. Es un momento del día muy divertido para nosotros, todos en el cuarto de baño, haciendo morisquetas frente al espejo. Y, sobre todo, ¡yo me quedo tranquila respecto a las temidas caries! ¡No querría que sus dientecillos de draculín se estropearan por nada del mundo!