La eterna pregunta, casi ni es una pregunta. No se formula en voz alta. No se responde con palabras. Pero siempre está ahí: ¿soy buena madre?
Desde el primer día en que di a luz a Niño Maravilloso estas cuatro palabras van conmigo a donde yo vaya. Si se ponen muy pesadas, cierro los ojos y respiro hondo. Entonces dentro de mí siento algo que me dice que sí, lo estoy haciendo bien. Me pregunto si con el tiempo se pasará… Sólo tengo un hijo y “sólo” desde hace diez meses. Cuando pasen diez años, ¿será igual? si aumento la familia, si vuelvo a pasar por las mismas experiencias sin que sea ya la primera vez, ¿será igual? Seguiré preguntándome: ¿soy buena madre?
Hay algo que me ha llamado la atención, que me ha gustado, y que a la vez me ha aterrorizado, del post que he elegido hoy. Desde Madres estresadas, una bloguera comparte su propia reflexión acerca del ¿soy buena madre? Y, ¿qué he descubierto? Que será igual, Niño Maravilloso será adolescente y tendrá hermanos o hermanas y me seguiré preguntando lo mismo. Es más, apuesto a que algún día será todo un adulto con su propia familia, y que él mismo se planteará esta pregunta sin que yo haya terminado de respondérmela.
La primera vez que le das el pecho, la primera vez que le cambias el pañal, la primera vez que lo bañas, que te separas de él y lo dejas al cuidado de otra persona, que le haces la papilla de verduras, que lo llevas a la guarde, que se pone enfermo…. Ya he pasado por ahí, pero… y todo lo que me espera: quitarle los pañales, quitarle el chupe, la primera vez que irá al cole, el primer hermano, la primera vez que lo deje a dormir en casa de un amigo, la primera vez que vaya de campamento, la primera vez que traiga malas notas, la primera paga, la primera vez que me presente a una novia, la primera vez que lo vea llorar porque le han roto el corazón, la primera vez que no vuelva a dormir a casa porque está de fiesta, el primer día de universidad, el primer trabajo…
Creo que esta lista es interminable y que me he dejado muchas cosas atrás… Supongo que en cada uno de estos momentos me preguntaré, ¿lo estaré haciendo bien? Así que voy a terminar haciendo lo que me gustaría que hiciera por mí algún día Niño Maravilloso ( u Hombretón Maravilloso), despejarme las dudas. Este final va dedicado a mi madre, por supuesto, a ella quiero decirle: ¡Lo has hecho fenomenal! Merci, maman!